domingo, 30 de mayo de 2010

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En México, en pleno siglo XXI, mientras unos cuantos acaparan la mayor parte de la riqueza del país, millones de mexicanos viven en condiciones de pobreza extrema, es decir, miseria. Sin embargo, se usa tanto esta palabra en discursos políticos, que se ha perdido totalmente su significado, de tal forma que, para tener claro el concepto, en su verdadera magnitud no basta con leerlo o verlo, sino sufrirlo, padecerlo.
La miseria existe en las ciudades perdidas, en las comunidades rurales y en todo lugar donde haya campesinos, obreros e indígenas. Y se traduce en hambre, sufrimiento, injusticia, deformación física por desnutrición y muerte.
Esta desigualdad extrema no es propia de un gobierno o partido o una época, ha existido desde la conquista de México. Y lo peor de todo es la aberrante aceptación, certificación, validación de la injusticia y desigualdad por parte de los indivíduos que conforman la sociedad. Cada uno acepta su rol de victimario y víctima, de amo y esclavo, de pudiente e indigente. Y además se acepta que existe democracia porque lo dicen los libros "y lo que está escrito a máquina no puede ser mentira". ¿Acaso es éste el contexto de la antesala de "un mundo feliz"?

Sociedad

Sociedad materialista
en que para sobrevivir
hay que ser especialista
en mentir y delinquir.
Cambiar el bien por el mal
si pretendieras subir
y arrastrarse cual reptil
olvidando la moral.

En esta sociedad cruel, vana,
ser un virtuoso es la muerte
porque siempre habrán de verte
como algo que contagia y daña.
Y por alguna razón
corrupción no es un delito
se dice "gusto exquisito"
que se volvió institución.

El hombre del hombre es lobo
aunque no lo quiera creer
porque siente gran placer
cuando a otro ve en el lodo.
Y goza con el sufrir
cuando no es quien va a morir.
Pero no es malo del todo
porque, a veces, bueno es
cuando existe el interés
de hacer el juego a su modo.

Retorcida sociedad
que obligas a la maldad
ofreciendo podredumbre
y para escalar tu cumbre
olvidarse de la bondad
y perder la dignidad
es requisito y costumbre.

Obrero

Obrero perdido en la periferia
de ese opresor monstruo que es la gran ciudad
tu historia siempre ha sido vivir en la miseria
sin justicia y sin derechos ni de libertad.

Obrero que llegas cansado a tu casa
esperando descansar al menos un momento
y encuentras llorando a tu hijo más pequeño
bebiendo solo agua porque se halla hambriento.

Obrero que vives en casa de cartón
o de "bienestar social" en eterna reparación
ves caer la lluvia sentado en un rincón
esperando la justicia de la Revolución.

Obrero que nunca cambiará tu historia
de fraudes, abusos y de malos tratos
el patrón te explota con bajos salarios
mientras pagas cuotas a los sindicatos.

Obrero que trabajas hasta doble jornada
con tal que te alcance para medio comer
ves que el tiempo pasa y no cambia nada
y para olvidar optas por beber.

Ves pasar el tiempo, te aparecen canas,
enferma tu esposa se encuentra en la cama
a veces de llorar tienes muchas ganas
al saber que en tu mundo no existe el mañana.

Obrero que un día eres despedido
porque se han gastado todos tus sentidos
y como una burla te han correspondido
con ese reloj, llavero o anillo
el cual llevarás por siempre en el bolsillo
como un triste recuerdo del tiempo que se ha ido.

Campesino

Campesino que crees siempre en las promesas
creyendo que algún día se te darán tierras
vives con hambre enmedio de riquezas
y morirán tus esperanzas hasta que tú mueras.

Campesino que vives siempre de esperanzas
sin conocer siquiera el sabor de un pan
ni para alimentarte la cosecha alcanza
sólo esperas las campanas que por ti doblarán.

Campesino que eres periódicamente acarreado
y ríes feliz por ese refresco y "paseo en carro"
apoyas al candidato con verdadero agrado
sin imaginar que siempre te han manipulado.

Campesino que vives sin un porvenir
creyendo en las leyes tan contradictorias
y honras a los héroes que lucharon por ti
bueno, según dicen los libros de historia.

Campesino que un día te han obligado
a decidir, entre dos opciones, tu "mañana"
O a Estados Unidos huir de exiliado,
o ir a la sierra a sembrar mariguana.

Burócrata

Entras a trabajar con buena intención
pero no de robar, sino de mejorar
todo lo que se hace en una institución
sea Secretaría o empresa estatal.

Llegas y encuentras mucha planeación
programas y reglas y organización
hay procedimientos y también control
pero solo escrito, sin implementación.

Y no te preocupa pues has decidido
a enderezar todo lo que esté torcido
empiezas a hacer lo que te has prometido
y amenazan con correrte sin algún motivo.

Si no quieres robar tus días serán peores
nunca habrás de escalar otros puesto mejores
y te habrán de castigar si no quieres pagar
la consabida cuota a tus superiores.

Y te dan un puesto donde podrás robar
pero a cambio de una cuota que debes pagar
y todo el sexenio tú podrás medrar
si además votas por el partido oficial.

Si eres inteligente usarás tu ingenio
en robar cuanto puedas mientras dure el sexenio
y al final del sexenio te irás al extranjero
con toda tu familia, a gastar "tu" dinero.

Y si un día tuviste una buena intención
de hacer todo honrado y con mucho control
pasaste a formar parte de la corrupción
por ser amigo del amigo del gobernador.

Soldado

Joven que un día
con melancolía
abandonas la sierra
donde sabes que solo
el sufrimiento espera.

No sabes de cuentas,
ni sabes leer
no tienes padrino
ni qué defender
sólo buscas algo de comer
esperando en silencio
un nuevo amanecer.

Caminando llegas
a algún poblado
has pasado días
sin haberte alimentado
solo tienes la vida
que Dios te ha dado
hasta que alguien te ofrece
trabajo de soldado.

Trabajo has hallado
y te haces soldado
tienes muchas ganas
ya de trabajar
por tu hambre ignoras
que te has equivocado
y solo te enseñan
a leer y a matar.

Se te enseña algo
que será rutina
ni pensar ni opinar
llamado disciplina
y en obediencia ciega
y una arma en las manos
regresarás a la sierra
a matar hermanos.

Exiliado

Hombre exiliado del lugar que te vio nacer
de los ríos, de las playas, los palmares,
de las fuentes, de los bosques y arroyuelos,
del cielo lluvioso y de los árboles frutales.

Lástima de paisaje y que nada sea tuyo,
solo tienes la vida que Dios te ha dado,
solo tienes tu miseria y también tu hambre
y un obligado exilio que quizás fue planeado.

Porque el gringo no sabe que no es tuya la tierra,
ni los ríos ni las playas, ni las flores ni los árboles.
Solo tienes tu miseria, solo tienes tu hambre
...y la luz del sol, que no han podido quitarte.

Pero nadie sabe de tu profunda tristeza
y nadie sabe que tu alma está herida
porque nadie vio las lágrimas de tu esposa e hijos
ni las lágrimas de tu madre el día de tu partida.

Y ni tu familia sabe que al volver tu rostro al norte
una lágrima en tus ojos no pudiste controlar
pues ibas a una aventura en que la miseria obliga
y era un "hasta nunca" a la cohesión familiar.

Y te preguntas si volverás a la zona de desastre,
perdón, quise decir a "tu tierra".
Y te contestas y te engañas que, algún día.
Con suerte, podrás regresar cuando mueras.

O si acaso un día vuelves, ya no hallarás a tu esposa
verás a tus hijos, grandes, que no pudiste educar,
verás la casa sola donde habitaron tus padres
y vertirás una lágrima y al norte volverás.

Y quizás en el norte también seas maltratado
y, como aquí, los derechos humanos se hayan olvidado
sin derecho moral y con cinismo criticaremos sus leyes
sin admitir que tu exilio quizás fue planeado.

Desempleado

Aquí estás haciendo fila
para entregar documentos
desde hace más de cinco horas
buscando ser contratado
pero al final te dirán
"vente mañana o pasado".

No sabes que el empresario
te dirá con madre poca
que si tienes poca edad
tienes muy poca experiencia.
Me das pena compañero
y yo también me doy pena
pues ya no tengo dinero.

Tu dinero te has gastado
en fotos y fotocopias
y te hallas pensativo
sentado en una banqueta
con tu camisa, ayer blanca,
tus zapatos desgastados
y en la mano una carpeta.

Compañero desempleado
compañero de miseria
qué poco sabes de historia
Por tener aún la esperanza
de que algún día cambie todo,
de que la crisis se acabe,
yo te envidio tu ignorancia.

Teporocho (o reflejos)

En un barrio pobre vivían aquellos hombres
si vivir es lo mismo que morirse de hambre
cubiertos con harapos y sentados en el suelo
para comprar tragos iban a donar su sangre.

Entre ellos nadie supo qué era recibir amor
y, quizás para olvidar su triste pasado,
con una sonrisa en su rostro demacrado,
era su felicidad una botella de alcohol.

Fueron cobardes y sin carácter para luchar
y perdieron todo, la fe y la esperanza
y como única alternativa para escapar
decidieron la peor: la puerta falsa.

Nadie supo jamás su nombre y procedencia
aunque todos coincidían en el mismo detalle
tomando siempre de la misma botella
y durmiendo y orinando en esa calle.

Cierta mañana pasamos como a las ocho
en una ambulancia vimos que subían a un muerto
dijo mi madre, es un pobre teporocho
de los que abundan en las calles del puerto.

Aunque nadie desee admitir la realidad
agregó mi madre, y en su rostro había pena,
lo que tú observas que pasa en la ciudad
es un reflejo del deterioro del sistema.

Pordiosero

Aquí estás, y como si no estuvieras,
transparente, opaco, borroso y sin sentido,
entre la niebla de la indiferencia y el olvido.
No eres de aquí ni de allá porque eres nadie
y si inspiraras lástima te darías por bien servido.

Y cuando mueras, nadie llorará por ti
porque en realidad, no existe tu presencia.
Eres un número inexistente en el INEGI
eres fantasma o reflejo que nadie quiere ver
por ser la prueba de un sistema en decadencia.

Quizás te consuele si, al menos, algún día,
seas indicador estadístico de crítica al sistema
para demostrar que todo está controlado
en la estadística de los muertos de hambre
o como víctima de un delito no reportado.

Aunque llorar no es propio de un ser invisible
llora si puedes, o si aún te quedan lágrimas.
Al fin que nadie sabrá que estás llorando,
porque nadie te ve, ni te escucha, ni le importas.
Solo te escuchas tú porque eres nadie.

Pero consuélate, no se perderán tus lágrimas,
regresarán a ti cuando, acostado
en la calle maloliente en que has vivido,
el polvo llevado por el viento
te llene los ojos, la boca y los oídos.

Tienes derecho a lanzar mil maldiciones
a quie sea, sin sentirte culpable o pecador.
Nadie te puede amenazar con el infierno
si lo conoces porque ya lo estás viviendo
nadie te puede amenazar con algo peor.

Aunque tú sabes que no puedes gritar
un grito tuyo a quién puede importar
a nadie importa un cuerpo desnudo en el suelo
o una mano sucia levantada hacia el cielo
implorando una ayuda que jamás va a llegar.

Oficios de crisis

Era una joven mujer caminando sin prisa
buscando para sus hijos algo de alimento.
De mirada triste y de dulce sonrisa
iba por la calle vendiendo su cuerpo.

Me miró a los ojos, me dijo ¿Qué tal?
Respondí el saludo como un caballero
¿Se le ofrece algo a tan bella señora?
Lo único que busco es un poco de dinero.

Mi esposo no sabe que he venido al centro
a buscar dinero vendiendo mi cuerpo.
Él hace tres meses que perdió su empleo
dijo la mujer con un triste acento.

Su rostro tan bello aunque demacrado,
me inspiró ternura y a llenarla de besos
pero yo también era un desempleado
y sólo le di mis únicos diez pesos.

Justicia

Con febril ansiedad esperé tu llegada
... pero nunca llegaste.
Llegó el sol y las lluvias,
llegó la luna y los vientos,
¿Pero dónde estabas tú
cuando mi hambre y mis muertos?

Seguí esperando y buscando
en los ríos, en los mares,
en los bosques, en las selvas,
en los valles y desiertos
... pero nunca te encontré
para enseñarte a mis muertos.

O no eres de este país
o no eres de este planeta
si se que no estás con Dios
tal vez seas de otro sistema,
¿Pero dónde estabas tú
cuando mi tristeza y pena?

Pregunté a los poderosos
dónde te podría encontrar,
me dijeron que en las leyes,
me dijeron que en la historia,
¿Pero cuáles leyes, dije,
si son tan contradictorias?

Después pregunté a los débiles
dónde te hallabas por suerte
me dijeron: No está aquí,
está después de la muerte.
¿Pero me servirás tú de algo
cuando sea yo polvo inerte?

Mientras yo padecía hambre
y se me partía el corazón
tú en las palabras del párroco
eras un simple sermón.

Mientras yo padecía hambre
y enterraba a mis muertos
tú en un discurso político
sólo eras un vil concepto.

Mientras yo padecía hambre
y enterraba a mis muertos
búscala me dijo Dante,
la hallarás en el infierno.

El regreso (o La caja de madera)

Madre, ¿Qué traen esos hombres en esa caja de madera?
Dices que son cosas que nos envía mi padre desde Estados Unidos
¿Entonces por qué lloras?
¿Por qué quieres que me vaya a dormir a la casa de la abuela?

Madre quiero ver lo que traen en la caja de madera
¿Por qué hay tanta gente viendo y a mí no me dejas ver?
Si son cosas que envía mi padre ¿Por qué todos están tristes
y por qué llora la abuela?

Madre, te prometo que me portaré bien,
estudiaré y ya no diré mentiras,
mañana no comeré para que coman mis hermanitos
pero por favor, te lo suplico, ya no llores
… y déjame ver lo que hay en la caja de madera.

Damnificados (o En vano)

En una casa humilde, de palma y de madera
entre la humedad de un piso de tierra
una familia vive, si así puede decirse,
donde existe hambre y la miseria impera.

En la humilde casita de varas, junto al río,
hace tres días que llueve y no cesa de llover
los niños tienen hambre y también tienen frío
el padre no ha podido llevar algo de comer.

Frente a un crucifijo que está sobre una mesa
postrada está la madre, rezando una oración.
Está rogando al Cristo que ya no crezca el río,
que salga el sol y traiga un poco de calor.

En la casita humilde la leña está mojada
y el humo causa lágrimas de la madre en oración,
de aquellos ojos tristes de la madre postrada,
mientras, el padre silba una triste canción.

En la humilde casita la madre sigue orando
frente a un Cristo desnudo que está crucificado.
El Cristo sólo escucha y quizás está llorando
pero nada puede hacer al hallarse en ese estado.

En la casita humilde, junto al río crecido
el agua, a borbotones, amenaza inundar.
La madre tomó en brazos al niño más pequeño
mientras el padre ayuda también a los demás.

En sus rugientes aguas la corriente del río
se lleva la casita cual si fuera de papel.
La madre y el pequeño se pierden en el agua
mientras que el padre ayuda a los que están con él.

* * *

Han pasado tres días que dejó de llover
la corriente del río ha vuelto a ser normal.
El padre con los ojos inundados de lágrimas
entre el agua y el lodo no cesa de buscar.

Busca a su esposa y al hijo más pequeño
hace tres días que busca y de buscar no se cansa.
El padre no ha dormido pero no tiene sueño.
De hallarlos con vida aún tiene la esperanza.

Bajo troncos de árboles y de lodo cubiertos
de la madre y el niño han hallado los cuerpos...
La madre, de una mano tiene al niño agarrado
mientras en la otra mano, entre sus tiesos dedos
tiene una cruz y un cristo que está crucificado
que nada pudo hacer por hallarse en ese estado.

* * *

A la orilla del río, un padre con sus niños
por sus muertos elevan al cielo una oración
y construyen una casita de palma y de madera
donde habrán de vivir de nuevo su miseria.
Y, a veces, el padre silba una triste canción.

sábado, 29 de mayo de 2010

Sombras

Esta noche tiene una serenidad de muerte
y los árboles tienen una quietud extraña.
Ni las hojas se mueven y ni los grillos cantan
las luces, con las sombras, van formando fantasmas.

Figuras esqueléticas se esconden en las sombras.
A veces sopla el viento y los árboles se quejan.
Que los fantasmas existen, me lo dijo mi abuela,
esa noche de mayo que cumplió años de muerta.

Para que tus vecinos no vieran mi presencia
una noche yo entré a tu casa en las sombras.
Y después de esa noche yo me pregunto a veces
¿Por qué las cosas bellas me las dieron las sombras?

Hay tantas cosas perdidas en la oscuridad
y también en las sombras se halla mucha gente
anónimos, perdidos, sin oportunidad
Pero todo es producto del sistema vigente.

Miseria

Calle sin niños, sin ruido,
y con piedras despegadas
amor que dejó su nido
al encuentro de la nada.
¿Sombras? Ni sombras existen
en la horrible oscuridad
ni los escombros subsisten
donde el sufrimiento va.

Niño que por hambre llora
su madre ahora lo ignora.
Y no por falta de amor
ni porque se halle dormida
sino por ese color
de su cuerpo ya sin vida.

El sol calienta y deslumbra
los ojos con color de hambre.
En la noche, en la penumbra,
estómago con calambre...
y hay un gorrito de estambre
de alguien que se irá a la tumba.

Cual amarillenta hoja
que al leve soplo del viento
en otoño vuela... al suelo.
Así el alma se antoja,
cuando ha llegado el momento
del cuerpo se aleja, al vuelo,
el cuerpo queda en el suelo.
¿El alma? Al infierno o cielo.

Cualquier ciudad

Voy por una ciudad caminando
de ésta su nombre no importa
porque lo que estoy observando
sucede en una o en otra.

Junto a su madre veo llorar a un niño
como exigiendo los brazos de ella
más allá, sentados en una banqueta,
veo tomar dos hombres de la misma botella.

Aquí pasan autos último modelo
como compitiendo en velocidad
y sentado y triste veo un limosnero
por favor pidiendo una caridad.

Al pasar muy cerca de un hospital
a un pobre enfermo escucho toser
y más adelante veo una pareja
alegre y sonriente entrando a un motel.

Pocos son felices, muchos no lo son
en esta ciudad de gran movimiento.
Lo único que pido a esos que son pocos
dejen cosas vanas, tengan sentimientos.

Que loco o amargado me encuentro yo aquí
todo el que me escuche quizás pensará
pero no me juzguen si antes no vienen
a darse una vuelta por la gran ciudad.

Pesadillas

Ruidos de golpes, de disparos, de gritos
de dolor, ruidos de cuerpos que chocan,
unos contra otros, otros contra el suelo.

Yo también tengo un arma y disparo
a los que se visten diferente a mi.
Mis disparos dibujan puntos rojos
en los cuerpos, se oyen gritos y caen.

De reojo veo caer a mi amigo Juan
Su madre me pidió que lo cuidara.

Y mientras continúo disparando
me pregunto ¿por qué peleamos?
No se cuál es el objeto de segar vidas.
Más parecemos animales que humanos.

Ahora siento cierto calor en mi pierna
y también en mi brazo derecho.
Creo que también me han dibujado
puntos rojos pero sólo siento calor.

El arma me quema las manos.
Alrededor solo veo una alfombra
de cuerpos sangrantes...distantes.
Algunos visten como yo y otros no.
Algunos se mueven, se arrastran,
se quejan, gritan, lloran, tiemblan.

Mientras, yo continúo disparando.
Disparando al vacío, a la nada...

Alguien me toma por la espalda
y me dice que deje de disparar,
que la batalla terminó, que ganamos.

Empiezo a sentir dolor en mi cuerpo,
y me pregunto ¿Qué ganamos?
¿Qué le diré a la madre de Juan?
¿Qué harán las madres de los jóvenes
a quienes dibujé un punto rojo?

Ángel y rosa

Hoy hay fiesta en el cielo
porque hay un nuevo ángel,
y allá, en el basurero,
hay un charco de sangre.

Mujer pérfida y vil,
di, ¿Por qué lo has matado?
Si algún día has de sufrir
al desearlo a tu lado.

Mujer sin sentimientos
¿Creías tú que al matarlo
se borraría al momento
lo que creías pecado?

¿Por qué, mujer ingrata
me negaste el derecho
de sentir en mi pecho
esa ternura grata?

Qué bello hubiera sido
tenerlo entre mis brazos
y besarlo dormido,
y ver sus primeros pasos.

Y mecerlo en la cuna,
verlo siempre contento,
y en las noches de luna
dormirlo con un cuento.

* * *

Ahora, a mi puerta,
recuerdos tristes tocan
y unas lágrimas brotan
por la esperanza muerta.

Ahora, la amargura
mi corazón destroza.
Mientras, en la basura,
ha crecido una rosa.

La crítica

Leerán mis poemas y dirán:
Son dulcemente amargos.
Y, refiriéndose a los versos,
son cortamente largos.

Calificaran mis estrofas
de místicas y eróticas
Y al final dirán:
son vulgares y exóticas.

Y leerán mis poemas
buscándoles defectos
para decir que son:
perfectos imperfectos.

Me asignaran un estilo
y dirán: es un barroco.
Y al final concluirán:
simplemente era un loco.